Sebastian
Vettel conquisto un cuarto campeonato consecutivo de la fórmula 1 y se instala en
la historia del automovilismo. 36 victorias. 43 pole positions. Con 26 años amenaza
con romper los números de todas las leyendas. Un gran talento que está
respaldado por el gran equipo técnico de su escudería. La joya germana sigue
con hambre de triunfo y está en el lugar adecuado para agigantar su leyenda. La
columna de Cristian Mackenna contextualiza el momento del campeón:
“¿El legado de Vettel o el de Red Bull?
No caben dudas que con esta cuarta corona consecutiva que
merecidamente ha logrado Sebastian Vettel serán muchos los que comenzarán a
decir que el joven alemán ya es o puede convertirse en el mejor piloto de la
historia.
En ese sentido, para los que gustan de los números, no
existen mayores interrogantes acerca de que el “Niño Maravilla” tiene la edad y
las armas para, incluso, aspirar a batir los récords del mismo Michael
Schumacher, como esos siete títulos y 91 victorias, entre sus estadísticas más
relevantes, porque a los 26 años nadie había logrado lo que él ha conseguido
hasta ahora.
Pero, personalmente, creo que los números no importan por si
solos y siempre he sido de la opinión que no tiene ningún sentido preguntarse
quién es el mejor de la historia y soy un convencido que sólo se puede definir
al mejor de una época y que, por lo tanto, más que volver sobre ese punto que
ya toqué extensamente el año pasado, encuentro interesante comenzar a
preguntarse cuál es el legado que nos dejará el germano.
Porque si Jacques Villeneuve nos enseñó la importancia de
preocuparnos por el espectáculo que hay que darle al público, si Alan Prost nos
dejó el legado de gestionar las carreras y los campeonatos de manera
inteligente y si Ayrton Senna nos obligó a todos a pasar a un nivel de
profesionalismo y dedicación absolutos desde que éramos niños, ¿qué nos deja
Vettel?
La verdad es que no lo sé, porque en una época
donde todos son 100% profesionales y dedicados desde chicos, pareciera que la
gracia del alemán es volver a poner el talento como la variable principal.
Esto, si bien puede desmotivar a varios que ya no tienen
espacios a hacer un trabajo aun más duro, considero que abre las puertas a que
los recambios se den más rápidamente, a que las escuderías busquen en los
jóvenes volantes alternativas más tempranamente y que la estrategia de la
sandía calada se acabe.
De esta forma, se deberían abrir más las puertas para que
nuevas caras hagan su ingreso a la Fórmula Uno más pronto de lo pensado. Y eso,
quizás, podría incluso desbancar a este, hasta hoy, imbatible piloto alemán.
Todo lo anterior, visto desde otra cara, puede transformar
este legado no en uno personal de Vettel, sino que en uno de visión
empresarial, la de Dietrich Mateschitz, el millonario dueño de Red Bull, quien
ha revolucionado el método en que los especialistas hacen carrera, dándoles
mayores posibilidades a los volantes promisorios, olfateando antes que otros
donde está el talento.”
Lo que destaco de Mackenna es que
considera más relevante el legado que los números. En la carrera de un piloto,
un futbolista o un rider son importantes los títulos, los premios y el dinero
obtenido. Pero si no se deja una huella en la profesión, no sirven de nada. Creo
que deberíamos empezar a poner la atención en lo que realmente importa y dejar
de hacer meras comparaciones.
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