jueves, 31 de octubre de 2013

La leyenda germana



                Sebastian Vettel conquisto un cuarto campeonato consecutivo de la fórmula 1 y se instala en la historia del automovilismo. 36 victorias. 43 pole positions. Con 26 años amenaza con romper los números de todas las leyendas. Un gran talento que está respaldado por el gran equipo técnico de su escudería. La joya germana sigue con hambre de triunfo y está en el lugar adecuado para agigantar su leyenda. La columna de Cristian Mackenna contextualiza el momento del campeón:
“¿El legado de Vettel o el de Red Bull?
No caben dudas que con esta cuarta corona consecutiva que merecidamente ha logrado Sebastian Vettel serán muchos los que comenzarán a decir que el joven alemán ya es o puede convertirse en el mejor piloto de la historia.
En ese sentido, para los que gustan de los números, no existen mayores interrogantes acerca de que el “Niño Maravilla” tiene la edad y las armas para, incluso, aspirar a batir los récords del mismo Michael Schumacher, como esos siete títulos y 91 victorias, entre sus estadísticas más relevantes, porque a los 26 años nadie había logrado lo que él ha conseguido hasta ahora.
Pero, personalmente, creo que los números no importan por si solos y siempre he sido de la opinión que no tiene ningún sentido preguntarse quién es el mejor de la historia y soy un convencido que sólo se puede definir al mejor de una época y que, por lo tanto, más que volver sobre ese punto que ya toqué extensamente el año pasado, encuentro interesante comenzar a preguntarse cuál es el legado que nos dejará el germano.
Porque si Jacques Villeneuve nos enseñó la importancia de preocuparnos por el espectáculo que hay que darle al público, si Alan Prost nos dejó el legado de gestionar las carreras y los campeonatos de manera inteligente y si Ayrton Senna nos obligó a todos a pasar a un nivel de profesionalismo y dedicación absolutos desde que éramos niños, ¿qué nos deja Vettel?
  La verdad es que no lo sé, porque en una época donde todos son 100% profesionales y dedicados desde chicos, pareciera que la gracia del alemán es volver a poner el talento como la variable principal.
Esto, si bien puede desmotivar a varios que ya no tienen espacios a hacer un trabajo aun más duro, considero que abre las puertas a que los recambios se den más rápidamente, a que las escuderías busquen en los jóvenes volantes alternativas más tempranamente y que la estrategia de la sandía calada se acabe.
De esta forma, se deberían abrir más las puertas para que nuevas caras hagan su ingreso a la Fórmula Uno más pronto de lo pensado. Y eso, quizás, podría incluso desbancar a este, hasta hoy, imbatible piloto alemán.
Todo lo anterior, visto desde otra cara, puede transformar este legado no en uno personal de Vettel, sino que en uno de visión empresarial, la de Dietrich Mateschitz, el millonario dueño de Red Bull, quien ha revolucionado el método en que los especialistas hacen carrera, dándoles mayores posibilidades a los volantes promisorios, olfateando antes que otros donde está el talento.”
                Lo que destaco de Mackenna es que considera más relevante el legado que los números. En la carrera de un piloto, un futbolista o un rider son importantes los títulos, los premios y el dinero obtenido. Pero si no se deja una huella en la profesión, no sirven de nada. Creo que deberíamos empezar a poner la atención en lo que realmente importa y dejar de hacer meras comparaciones. 


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