Hoy le
quite algunos minutos a mi trabajo y leí una entrevista a Diego Simeone
realizada por El Gráfico. Dentro de esta entrevista una respuesta que me llamo
mucho la atención:
“Si un jugador tuyo mete un gol y se señala la espalda como
hiciste vos cuando estabas enojado con Eriksson, ¿Qué hacés?
Y… lo felicito, no me enojo, a mi me gustan los jugadores
que se rebelan, tienen mucho más que dar que un jugador light. Entre un jugador
rebelde y otro que le dé todo igual, a mí dame un rebelde, que tiene fuego. El técnico
necesita gente que interprete el entrenamiento y no gente que pase por el
entrenamiento. Aparte, no tengo compromiso con nadie. Solo lo tengo con ganar.
Por eso intento convencer a todo el grupo de que en algún momento de la
temporada se pueden sentir importantes.”
Me hizo
mucho sentido el prototipo del “jugador rebelde”. Muchos lo asocian a aquel
jugador conflictivo que enturbia al camarín. Pero Simeone apunta a lo positivo
de aquel jugador, a lo qué puede aportar al equipo. Aquel titiritero que todo
director técnico necesita. Lo relevante es como el director técnico lidere a
ese camarín. Ahí está la clave. En como el cuerpo técnico y el plantel se unen
por conseguir un objetivo.
La
lectura de estas líneas me recordó la nominación de Jorge Valdivia a la Roja. Todos conocemos la sarta de
condoros cometidos por el Mago. En lo personal, creo que Sampaoli tiene la
capacidad para sacarle rendimiento a Valdivia. El Mago es un tipo talentoso,
con carisma y con la capacidad para introducirse en cualquier defensa. Pero hay
qué saberlo manejar. Les deseo éxito a Sampaoli y Valdivia. Por el bien de la
Roja.
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